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Vivir siendo "Luna"

  • Foto del escritor: Karu Galea
    Karu Galea
  • 16 feb 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 18 feb 2019

La Alopecia Areata que revelo mi lado femenino.

A su lado encontré respuesta y remedio a este síndrome que llegó hace dos años; una crisis interna-emocional desencadeno la pérdida de cabello por grandes placas, este cuadro de calvicie femenina de no ser adecuadamente diagnosticada y tratada podría afectar cejas, pestañas y todo vello corporal en su totalidad. El origen de la Alopecia es variada, particularmente fue la suma de fuertes emociones en las cuales aun estoy trabajando.


Estar calva varios meses me dio el apelativo de Luna (sobrenombre que me puso Missac), era la mejor forma de hacer frente a lo que por primera vez fue una fuerte crisis en mí. Exhaustivos exámenes y un tratamiento largo que temí no funcionará, pues los cuerpos reaccionan distintos y sabía de algunos casos en los que no resulto, lograron varios meses después mostrar una mejoría. El vivir con Alopecia me enseño los distintos casos de mujeres y niñas que convivían con esta enfermedad, muchas de ellas con mucha fuerza y orgullo llevan su cabeza pelada, admiro esa fortaleza pero a cuestas con una crisis no me sentía en esa posición.


Ansiosa y un bastante angustiada por mi nuevo aspecto encontré en los pañuelos una forma de reinventarme, si podríamos decir reinventarse el hecho de no aceptar que ya no tienes cabello, sus colores y texturas me permitían sentir un cabello de fantasía que mis hijos amaban, solo me mostré calva frente a quienes amo, fueron meses que me enseñaron que haber perdido el cabello no es el fin del mundo.


El cabello broto poco a poco justo cuando había aprendido a amarme calva, a sentirme fuerte y auténtica; pase a ser mamá cactus (Missac me lo decía cuando me acariciaba la cabeza) y los pañuelos se encontraban doblados en un cajón. Un día decidí que estos se transformen, y que mejor que una cortina que de luz y color a su habitación -¿una cortina hecha de pañuelos?- en realidad puede ser de cualquier material pues no hay límites para crear pero esta fue la mejor forma que encontré para cerrar este cuadro que viví.


Lecciones que te enseñan que el verdadero amor te abraza por quien eres, no por como luzcas; un amor que se convierte en la medicina que calma la tormenta que te invade, y que te enseña a valorarte y amarte por encima de los cánones de belleza.












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